domingo, 14 de febrero de 2010

Vacaciones de navidad 2ª parte

Cogimos el coche y atravesamos la isla de este a oeste y llegamos a Raglan, es un pequeño pueblo que se llena en verano de surfistas porque tiene uno de los mejores spots de toda Nueva Zelanda. A mi me recordaba un poco a Tarifa, el ambiente es parecido, tienen un montón de tiendas de surf y todo el pueblo esta lleno de surfistas, por la noche hay diferentes pubs donde ir a tomar unas cañas. El Backpaquer estaba justo enfrente de un lago, podías ir a la terraza, tumbarte en una hamaca y leer un libro o ver a la gente pasar kayak. Lo malo es que por la noche cambio el tiempo y se puso a llover, esto es muy común en Nueva Zelanda, el tiempo cambia de sol a lluvia varias veces al día, ya me acostumbrado después de dos meses, no quiero pensar como puede ser el tiempo en primavera. Por la noche nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo y acabamos en un bar donde había música en vivo. Por la mañana tuvimos que recoger las cosas porque no teníamos sitio para dormir, era el día antes de nochevieja y estaba todo lleno así que tuvimos que irnos a Turangi. Antes nos desviamos un poco y pasamos por las playas, son playas enormes, nunca había visto playas tan grandes, lo malo es que siempre hace mucho viento, son playas muy peligrosas por las corrientes que hay y por las olas que tiene. Te puedes bañar en ellas pero solo entre dos banderas y el agua no te llega más abajo de la cintura. Turangi esta en el centro de la isla justo debajo del lago Taupo, este lago es el más grande de Nueva Zelanda, no podéis imaginaros lo grande que es el lago, se puede navegar por él, es como tener el mar 606 km cuadrados. En este pueblo salen todas personas que hacen las rutas de senderismo del Tongariro National Park Estas rutas son la mas famosas del país porque son las mas duras y tiene los paisajes mas espectaculares, puedes pasar al lado de los volcanes que todavía están encendidos y ver pequeños lagos alrededor de ellos que parecen unas piscinas muy grandes pero encima de las montañas. Por la mañana decidimos que darnos dos días en ese pueblo, así que fuimos a pagar el siguiente día, le entregue mi tarjeta de crédito a la señora y cuando la paso escuche un ruido y veo que la ha partido por la mitad, no me lo podía creer, en ese momento pensé que iba hacer sin tarjeta no podía pagar nada, lo quedaba de vacaciones, la comida y al casero. Despues pense como podría hacer para que me la mandasen. Me dieron ganas de matar a la señora, como coño podía partir una tarjeta. Además esa mañana tenía pensado tirarme en paracaídas y no sabia si eso era una señal para que no lo hiciese, jajaja. Pero respire y decidí tomármelo con calma y disfrutar de la vacaciones y ya veríamos a la vuelta que podía hacer.

Cogí el coche y nos fuimos a Taupo, al aeropuerto para tirarme en paracaídas, tenia justo el dinero en cash para hacerlo. Cada año se tiran desde este lugar más treinta mil personas. Cuando íbamos yendo al aeropuerto podías ver a la gente bajando en paracaídas, hay cuatro empresas y están todo el día cogiendo el avión y tirando gente. Tuve que esperar una hora para poderme tirarme, una hora super larga porque no paras de pensar, ver gente, preguntándote si vas a tener cojones de hacerlo. Te llaman y te preparan para el salto, puedes ver como meten el paracaídas y lo hacen super rápido, piensas “y si no lo han metido bien y no funciona o si no vas bien enganchado al instructor y te suelta”. Soy el primero a que le toca tirarse, estas como unos diez minutos ascendiendo y viendo el paisaje, respirando fuerte y diciendo que si a todo pero sin oír nada, se enciende la luz verde y oyes cuando diga tres saltamos, puff sacas los pies y te tiras, la sensación es impresiónate, es una sensación super rara porque te lanzas al vacío y dura hasta que te estabilizas, luego son cuarenta segundos cayendo en la misma posición y es bastante divertido luego se abre el paracaídas y bajas lentamente hasta llegar al suelo. Solo tenia ganas de repetirlo otra vez. Luego mis amigos me estaban esperando y pasamos el día en la ciudad de Taupo e hicimos la compra de la comida de nochevieja.

La cena fue divertida aunque nadie nos acompaño, solo dos franceses pero lo demás se fueron a sus habitaciones antes de la campanadas, no entiendo a estos Kiwis, pero bueno que se le va hacer. Tampoco nosotros estuvimos hasta muy tarde porque por la mañana teníamos que irnos hasta la región de Wellington. Llegamos a Paraparaumu, este pueblo tiene una playa muy famosa, pero el tiempo no nos acompañaba así que decidimos irnos al día siguiente a la ciudad de Wellington.

Wellington es la capital de Nueva Zelanda, aunque tiene solo quinientos mil habitantes, tiene los más importantes edificios gubernamentales y culturares de Nueva Zelanda. El primer día que llegamos a Wellington nos dimos un paseo por la cuidad, recorrimos el centro y por la tarde subimos a Monte Victoria, desde este monte tienes una de las mejores vista de la ciudad, la puedes ver entera. Wellington esta formada por dos bahías y el monte Victoria las separa. Cenamos en la Calle Cuba, esta calle peatonal esta llena de restaurantes y tiendas. Al día siguiente fuimos a “Te Papa”, es el Museo de Nueva Zelanda, tienes una colección de arte maorí, exposiciones de historia natural, tiene el calamar más grande cogido vivo y medio ambiente. Luego fuimos al botánico, paseamos por los edificios gubernamentales y por último fuimos al museo de Wellington, este museo trata más de cultura contemporánea de Nueva Zelanda. Por la noche fuimos a casa de unos chilenos a cenar, los habíamos conocido en Tongariro National Park. La casa típica de madera-plástico, con entrada con jardín delante, sin muros y detrás otro jardín más grande. Nos prepararon una comida típica de Chile. Por la mañana dejamos a la chica mas egoísta que he conocido en mi vida en el areopuerto y conduje hasta Auckland todo el día, 640 kilómetros.

sábado, 9 de enero de 2010

Vacaciones de navidad 1ª parte

Vacaciones de Navidad:

Los primeros días mis vacaciones de verano estuve en Auckland, esto de verano suena un poco raro porque estamos en diciembre. Vi lo que me faltaba de la ciudad y arregle algunas cosillas del piso, por ejemplo que no me cortasen la luz por que mi casero es un liante y siempre quiere sacar tajada de todo. El viaje empezó el miércoles, nos recogió una compañera de clase y fuimos a una zona de la ciudad que se llama One Tree Hill donde esta el mayor parque de la ciudad, encima de la colina hay un monumento a la nación Maori. Este parque es bastante curioso, porque está dentro de la ciudad y como no hay ovejas y vacas. Durante todo el viaje vimos ovejas y vacas, de una parte a otra de la isla. Luego nos dirigimos a la Península de Coromandel o Hauraki en Maori, dicen que esta parte de la isla tiene las mejores playas de la isla y es donde va todo el mundo a veranear. Salimos por las maravillosas carreteras de Nueva Zelanda, para ellos las autovías o ”Motorway” son como para nosotros las nacionales, así que imaginaros como son las nacionales. Solo se puede ir a 100 Km por hora, hay bastantes controles de velocidad, así que no se le puede pisar mucho, sin contar que muchos tramos pasan por montaña.


Llegamos a Thames y nos dimos un paseo por ella, es una ciudad minera de diez mil habitantes, en toda la región de Coromandel hay ciudades que se construyeron por una fiebre de oro que hubo, pero ahora todas las minas se han agotado. Luego llegamos a la ciudad de Coromandel donde nos alojamos en un Backpaquer dos días, para mi fue el mejor de todo el viaje. Este estaba formado por varias casas donde había diferentes habitaciones para una o más personas. El coste por dormir al día es de 11,5€, luego tenía dos cocinas donde nos podíamos hacernos la comida. En la cocina hay dos neveras donde tu dejas las comida en bolsas, en ellas pones tu nombre para que nadie se equivoque y coja de tu bolsa. La persona que dirigía el Backpaquer es una mujer muy simpática que nos dijo que sitios visitar y nos ayudo a buscar a alojamiento Whitinanga.


Al día siguiente por fin lleve el coche, la primera vez que conducía por la izquierda y que cogía un coche automático. Yo pensaba que iba ser más complicado pero es más fácil que conducir con marchas, lo único raro es coger las rotondas y que todo esta al revés, por ejemplo el cinturón que esta a la derecha, o la ventanillas que suben al revés y lo intermitentes que siempre me equivocaba y ponía el limpia parabrisas por que están a la derecha. Fuimos hasta la punta de la península a la Bahía de Fletcher, esta ruta es bastante complicada porque casi todo el camino es por una carretera sin asfaltar muy pequeña y por eso tardamos como dos horas en llegar. Pero vale la pena porque tiene unas playas increíbles y luego si haces una caminata por el borde la costa puedes ir viendo unos paisajes asombrosos, que mezclan la jungla con la playa. Parte de esta ruta vas por el medio del monte donde no se ve ni un alma, eso si las ovejas y vacas que no falten, lo mas raro es que la vacas te miran fijamente todo el rato y no paran de mirarte hasta que te has ido, da un poco de escalofríos jajajaja. Tardamos unas tres horas en hacer la ruta.


El siguiente día era el Día de Navidad, la dueña del Backpaquer nos había invitado a la comida con su familia, comimos pavo, carne en salsa, patatas al horno, ensaladas, etc. y de postre fresas con chocolate y helado de vainilla. Explico esto porque para mi es poco raro que te inviten a comer a la mesa a unos desconocidos que solo vas a ver una vez en la vida. Estuvimos todo el día descansando y paseando por la ciudad aunque estaba todo cerrado. El tercer día recogimos nuestras cosas y nos fuimos a la única atracción que hay en el pueblo, una especie de tren pequeño que recorre varias montañas. Este tren lo construyo una persona que se dedica a reforestar la montaña con el dinero que saca de los billetes, lleva cuarenta años ampliándolo.


Después nos fuimos a la playa, la señora del Backpaquer nos había recomendado una playa, para ir tenias que atravesar la desembocadura de un río en barca y luego andar un rato por la jungla hasta llegar a ella. La playa era muy bonita, con aguas cristalinas y frías donde podías ver los peces a tu alrededor. Por la tarde nos dirigimos a Whitinanga para mí uno de mis sitios porque es uno de los lugares donde te aconsejan bucear por que hay una reserva marina. Whitinanga es una ciudad donde destacan sus playas arenosas y largas, el Backpaquer que cogimos era un poco malo, habitaciones de más de doce personas, donde casi no se podía dormir y una cocina pequeña para gente que había. Allí estuvimos dos noches. A las ocho de la mañana me dirigí a la empresa de buceo y pregunte si podía bucear, yo veía el cielo un poco nublado pero bueno para ellos es un día normal de playa. Cogimos el bote, en el íbamos seis personas, cuatro iban hacer buceo conmigo y las otras dos iban a hace snorkel. La primera inmersión nos sumergimos por varios valles viendo los diferentes peces, pulpos, langostas y otro tipo animales. Salimos un poco lejos de barco así que tuvimos que ir nadando hasta él, para mi un suplicio porque todavía me dolía el tobillo de la ultima vez. Cada vez me va gustando mas bucear, me encanta estar debajo del agua viendo como nadan los peces a tu alrededor y tocándolos, es una sensación de tranquilidad muy agradable. En la segunda inmersión nos acercamos a una isla donde íbamos a ver más animales. Como me paso la primera que bucee en Nueva Zelanda me encontré pingüinos nadando alrededor, una pasada. De esta inmersión lo que más me gusto fue poder pescar langostas y coger un pez globo, hincharlo y pasárnoslo como si fuera una pelota de baloncesto. El viaje desde la zona de buceo al puerto es increíble porque ves todas las islas de al lado, ves las casas en los acantilados con sus barcos en los muelles de cada uno. Me gusta ir en barco, el olor a mar, encima el que llevaba la lancha se emociono y le piso así que íbamos dando botes. Llegue a alojamiento y me tire a la cama a descansar y a esperar a mis compañeros de viaje que se habían ido a la playa. Por la noche conocí a un maorí que no paraba de hablar de futbol y que estaba bastante borracho, la población maorí es una minoría pero tiene los índices mayores de personas alcohólicas, drogaditas y que están en la cárcel. También conocí a una argentina que era profesora de flamenco, había venido a ver si a los Kiwis les gustaba, pero se ve que no les atrae mucho y solo había encontrado trabajo de camarera, así que había decidido irse a Argentina. Me comento que quería irse a España a buscar trabajo que le iba ser mas fácil, esto ya lo había oído antes, otra argentina y un chileno me habían dicho lo mismo, yo pensaba en la situación que hay en nuestro país y les deseaba suerte, cada vez que miro la Web del Mundo sube el paro, en Alicante ya esta en 29,5%.


Nuestra siguiente parada es Hahei es una población que vive del turismos porque tiene unas playas enormes y muy bonitas y porque tienes dos atracciones naturales, Las Cuevas de la Catedral y la “playa de las aguas calientes”. La primera de ellas es unas cuevas que hay a lado del la playa y que las puede ir a ver, son bastante impresionantes, el problema es que hay demasiadamente gente, normalmente en la otras playas de Nueva Zelanda te puedes encontrar a diez personas como mucho. Para ir a verlas tienes que hacer una ruta de una hora y media. Entre medias de la ruta puedes bajar por dos caminos a dos playas, estas son preciosas y son magníficas para hacer snorkel, puedes ver rayas, langostas y montón de peces porque toda la costa es reserva natural y no se puede pescar en ella. La playa de las aguas calientes tiene ese nombre porque por debajo hay un volcán y calienta la arena así que excavas un agujero en la playa cuando la marea baja durante dos horas y se llena de agua caliente luego tienes que ir con un cubo al mar para coger agua fría porque sino te quemas y ya tienes tu pequeño jacuzzi. El alojamiento de Hahei estaba bastante bien, unas vistas preciosas y relax total habíamos pensado quedarnos mas días estaba todo lleno por ser vacaciones y no tuvimos que ir.