Los primeros días mis vacaciones de verano estuve en Auckland, esto de verano suena un poco raro porque estamos en diciembre. Vi lo que me faltaba de la ciudad y arregle algunas cosillas del piso, por ejemplo que no me cortasen la luz por que mi casero es un liante y siempre quiere sacar tajada de todo. El viaje empezó el miércoles, nos recogió una compañera de clase y fuimos a una zona de la ciudad que se llama One Tree Hill donde esta el mayor parque de la ciudad, encima de la colina hay un monumento a la nación Maori. Este parque es bastante curioso, porque está dentro de la ciudad y como no hay ovejas y vacas. Durante todo el viaje vimos ovejas y vacas, de una parte a otra de la isla. Luego nos dirigimos a
Llegamos a Thames y nos dimos un paseo por ella, es una ciudad minera de diez mil habitantes, en toda la región de Coromandel hay ciudades que se construyeron por una fiebre de oro que hubo, pero ahora todas las minas se han agotado. Luego llegamos a la ciudad de Coromandel donde nos alojamos en un Backpaquer dos días, para mi fue el mejor de todo el viaje. Este estaba formado por varias casas donde había diferentes habitaciones para una o más personas. El coste por dormir al día es de 11,5€, luego tenía dos cocinas donde nos podíamos hacernos la comida. En la cocina hay dos neveras donde tu dejas las comida en bolsas, en ellas pones tu nombre para que nadie se equivoque y coja de tu bolsa. La persona que dirigía el Backpaquer es una mujer muy simpática que nos dijo que sitios visitar y nos ayudo a buscar a alojamiento Whitinanga.
Al día siguiente por fin lleve el coche, la primera vez que conducía por la izquierda y que cogía un coche automático. Yo pensaba que iba ser más complicado pero es más fácil que conducir con marchas, lo único raro es coger las rotondas y que todo esta al revés, por ejemplo el cinturón que esta a la derecha, o la ventanillas que suben al revés y lo intermitentes que siempre me equivocaba y ponía el limpia parabrisas por que están a la derecha. Fuimos hasta la punta de la península a
El siguiente día era el Día de Navidad, la dueña del Backpaquer nos había invitado a la comida con su familia, comimos pavo, carne en salsa, patatas al horno, ensaladas, etc. y de postre fresas con chocolate y helado de vainilla. Explico esto porque para mi es poco raro que te inviten a comer a la mesa a unos desconocidos que solo vas a ver una vez en la vida. Estuvimos todo el día descansando y paseando por la ciudad aunque estaba todo cerrado. El tercer día recogimos nuestras cosas y nos fuimos a la única atracción que hay en el pueblo, una especie de tren pequeño que recorre varias montañas. Este tren lo construyo una persona que se dedica a reforestar la montaña con el dinero que saca de los billetes, lleva cuarenta años ampliándolo.
Después nos fuimos a la playa, la señora del Backpaquer nos había recomendado una playa, para ir tenias que atravesar la desembocadura de un río en barca y luego andar un rato por la jungla hasta llegar a ella. La playa era muy bonita, con aguas cristalinas y frías donde podías ver los peces a tu alrededor. Por la tarde nos dirigimos a Whitinanga para mí uno de mis sitios porque es uno de los lugares donde te aconsejan bucear por que hay una reserva marina. Whitinanga es una ciudad donde destacan sus playas arenosas y largas, el Backpaquer que cogimos era un poco malo, habitaciones de más de doce personas, donde casi no se podía dormir y una cocina pequeña para gente que había. Allí estuvimos dos noches. A las ocho de la mañana me dirigí a la empresa de buceo y pregunte si podía bucear, yo veía el cielo un poco nublado pero bueno para ellos es un día normal de playa. Cogimos el bote, en el íbamos seis personas, cuatro iban hacer buceo conmigo y las otras dos iban a hace snorkel. La primera inmersión nos sumergimos por varios valles viendo los diferentes peces, pulpos, langostas y otro tipo animales. Salimos un poco lejos de barco así que tuvimos que ir nadando hasta él, para mi un suplicio porque todavía me dolía el tobillo de la ultima vez. Cada vez me va gustando mas bucear, me encanta estar debajo del agua viendo como nadan los peces a tu alrededor y tocándolos, es una sensación de tranquilidad muy agradable. En la segunda inmersión nos acercamos a una isla donde íbamos a ver más animales. Como me paso la primera que bucee en Nueva Zelanda me encontré pingüinos nadando alrededor, una pasada. De esta inmersión lo que más me gusto fue poder pescar langostas y coger un pez globo, hincharlo y pasárnoslo como si fuera una pelota de baloncesto. El viaje desde la zona de buceo al puerto es increíble porque ves todas las islas de al lado, ves las casas en los acantilados con sus barcos en los muelles de cada uno. Me gusta ir en barco, el olor a mar, encima el que llevaba la lancha se emociono y le piso así que íbamos dando botes. Llegue a alojamiento y me tire a la cama a descansar y a esperar a mis compañeros de viaje que se habían ido a la playa. Por la noche conocí a un maorí que no paraba de hablar de futbol y que estaba bastante borracho, la población maorí es una minoría pero tiene los índices mayores de personas alcohólicas, drogaditas y que están en la cárcel. También conocí a una argentina que era profesora de flamenco, había venido a ver si a los Kiwis les gustaba, pero se ve que no les atrae mucho y solo había encontrado trabajo de camarera, así que había decidido irse a Argentina. Me comento que quería irse a España a buscar trabajo que le iba ser mas fácil, esto ya lo había oído antes, otra argentina y un chileno me habían dicho lo mismo, yo pensaba en la situación que hay en nuestro país y les deseaba suerte, cada vez que miro
Nuestra siguiente parada es Hahei es una población que vive del turismos porque tiene unas playas enormes y muy bonitas y porque tienes dos atracciones naturales, Las Cuevas de